Por Víctor del Rosal Ahumada
Hace unos 250 años Adam Smith, observó que 10 hombres trabajando por su cuenta en una fábrica de alfileres podían producir cada uno 200 piezas al día, pero cuando estos se especializaban en una línea de producción, ¡podían producir 48 mil!Una economía de expertos puede producir más que una de generalistas o 'especialistas en todo'.
Cuando la gente se especializa, destacan los economistas Robert E. Hall y Marc Lieberman, se reduce el tiempo no-productivo que implica cambiar de actividad, por lo que existe una mayor productividad.
Y existe otro argumento a favor de la especialización: quien se especializa en su verdadera vocación, además de ser muy productivo, logra un alto grado de satisfacción personal. Así, quienes suben a la cima de su profesión no sólo lo hacen debido a sus habilidades técnicas, sino porque disfrutan ampliamente lo que hacen. Su grado de especialización está directamente vinculado a su grado de interés en un tema, vocación, tarea o área específica de conocimiento.
Un verdadero experto se consolida no por obligación sino por gusto. Y como consecuencia de su 'maestría', el experto deleita a su público, a sus clientes, a quienes sirve.
Cuando alguien nos presenta un producto o servicio terminado hecho de corazón, la obra nos inspira, porque pasa de ser trabajo a ser arte. No sólo por interés económico, sino por salud mental es importante especializarte en al menos un área; ni el estrés del trabajo 'forzado' ni el ocio excesivo son recetas recomendables para el balance cerebral.
Te recomiendo los siguientes pasos, independientemente de tu situación personal o profesional. Puedes comenzar incluso en un campo nuevo que represente un reto fresco:
1. Identifica tu tema. ¿Cuál es aquel tema, industria, proyecto, sueño, especialidad, vocación, tarea, actividad, arte, o área del conocimiento que no sólo te interesa sino que te entusiasma? Realiza una lluvia de ideas de todo lo que te gusta, tal como se te vengan a la mente. Define aquel concepto que más te entusiasme, sin juzgar, ni pensar en el cómo lo vas a hacer. Aquí la clave es identificar 'lo tuyo'. Ejemplos: tocar el piano, hornear pasteles, aconsejar empresarios, escudriñar el cielo nocturno, dar terapia, manejar coches de carreras, escribir, pintar, bailar, volar, etc.
2. Estudia, investiga, practica, juega. Dedícate a investigar y conocer todo lo humanamente posible sobre tu actividad. Al hacerlo te darás cuenta sobre la amplitud de los conocimientos, por lo que quizá elegirás una sub-especialidad... esto está bien. Lee todo lo que puedas, busca en Internet, practica, capacítate, pregunta, y sobre todo, pon en práctica tu espíritu de niño, de curiosidad y experimentación. Piensa que al hacer todo esto estás jugando... y en el proceso aprendes. Sugiero que hagas esto por un mínimo de un mes y un máximo de 3 meses (como fase inicial).
3. Encuentra a quien servir. Ahora sí es el momento de pasar al siguiente nivel de tu experimento. Dado que ya dominas un área mucho mejor que aprox. el 90% de la gente que te rodea, tienes cierta autoridad y sobre todo confianza en tus habilidades. Si por ejemplo, llevas 10 pasteles horneados, o 5 recitales, te darás cuenta que, a prueba y error, has aprendido lecciones importantes. Ahora el paso es encontrar a quien servir, con quien compartir tu nuevo 'mundo'. Puedes hacerlo de forma gratuita o cobrando, el objetivo es servir.
4. Continúa con el paso 3. Sin darte cuenta, ya iniciaste un negocio, un oficio o simplemente un pasatiempo que puede convertirse, si aún no lo es, en una actividad remunerada. Sigue sirviendo. Tu negocio crecerá a medida que seas recomendado y que activamente, claro, te promuevas. Lo importante es aportar valor a los demás, siempre.
Ponte metas cada vez más ambiciosas, que son solamente 'experimentos' pero más grandes. Utiliza siempre tu creatividad para aportar propuestas nuevas y diferenciarte.
Con cada paso incrementa el volumen, los alcances. La clave es reconocer lo que funciona y lo que no, y adecuarte cuando sea necesario. Recuerda, el objetivo es siempre servir.
Cuando genuinamente disfrutas lo que haces buscas compartirlo; deseas abrir tu mundo a otras personas. Esta es la forma natural, genuina, de vender, aconsejando, compartiendo algo que reconoces como valioso.
Dependiendo de tu grado de excelencia y especialización en lo que hagas, será también la capacidad para servir y ser recompensado. Esto se logra con la dedicación y el paso del tiempo, así que la paciencia es importante.
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La economía ideal es aquella en la que conviven una multitud de expertos, dedicados a sus labores no por obligación, sino por vocación. Funciona porque nos permite a cada uno enfocarnos en nuestra pasión. El resultado no es sólo mayor calidad y eficiencia en los productos y servicios, sino una sociedad de personas felices.
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